David Jiménez / Bilbao / Diciembre 2007
Zubietxe es una organización que trabaja con personas en riesgo de exclusión, pero desde el 2001 se vio la necesidad de acoger también a los inmigrantes. Yo trabajo como educadora social en un piso de Zubietxe, en el área de sensibilización, hacemos charlas y encuentros, viendo la necesidad de educarnos en la interculturalidad entre todos.
En Euskadi se está aportando mucho desde el gobierno para que existan los recursos necesarios para que la integración sea efectiva, El Gobierno Vasco todavía no tiene órganos de gobierno específicos para este fin, por lo que se apoya en las ayudas individuales, y en las ayudas a las ONG. Además cada ayuntamiento lleva a cabo sus propias actuaciones.
Las ONG y las diversas asociaciones que existen se encargan de dar apoyo, de enseñar idiomas, aspectos sociales, integración, etc de ayudar con los primeros trámites, orientar y ayudar en temas de vivienda, de hacer encuentros interculturales, y muchas más tareas en diversos campos relacionados. El Gobierno Vasco da las subvenciones oportunas para que estas organizaciones podamos operar.
Existen, según diversos estudios, cuatro etapas. La primera es la “luna de miel”. En esta etapa inicial, la persona que se sumerge en otra cultura, queda maravillada por la novedad, todo le fascina. Luego viene la “crisis”, en la que aparecen efectos psicológicos como tensión, desorientación, existe un clima de rechazo por ambas partes, sensación de perdida, ya que uno está lejos de la familia y las amistades, y le cuesta hacer nuevas, lo que se traduce en perdida de seguridad; también hay sentimientos de sorpresa ante el rechazo, y de impotencia. Todo ello suele tener efectos de somatización, es decir, se traduce en efectos físicos, como dolor de estomago, diarrea, dolor de cabeza, etc. Luego viene la etapa de “recuperación”, en la que la persona hace una revaloración y replanteamiento de sus conceptos, de su vida, vuelve a aprender, a renacer, a adquirir nuevos conceptos sociales, se abren las mentes, se consiguen amistades autóctonas, y por ultimo, la “adaptación”, en la que todo esto se afianza. A veces se va hacia atrás en este proceso, o se está en dos etapas al mismo tiempo. Todo esto no es solo para “el que viene”, si no también para el residente ya establecido, autóctono o no. Este proceso, por parte del que viene, puede durar de 5 a 7 años, hasta que alcanza la adaptación.
Para sobrellevar mejor la etapa de crisis, se recomienda lograr y reforzar ciertas capacidades psicológicas y sociales, tanto a la persona que se sumerge en la nueva sociedad, como en las personas de la sociedad receptora. Una de ellas es la flexibilidad cultural, lo que nos va ayudar a entender la nueva cultura y aprender de ella, la paciencia y el respeto es fundamental, la disposición para comunicarse, la capacidad para la resolución de conflictos, la tolerancia hacia las diferencias, y buen sentido del humor, fundamental.
Según mi experiencia, y datos que tengo, la sociedad vasca es más sensible y con buena capacidad para ayudar y entender al que viene. Dependiendo de el tipo de población hay mas prejuicios, por ejemplo, a los mayores les costará mas abrirse, y a los mas jóvenes menos. La integración es cosa de ambas partes. De todas formas es un proceso difícil, es una reeducación social, hay que poner en tela de juicio muchos valores que tiene la gente, y de la forma de ser. Es volver a estructurar una sociedad, en la que todos tenemos que poner de nuestra parte.